Poema: La Piscina de las Decisiones.

Autora: Astrid Ortiz.
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Hace pocas noches tuve una extraña experiencia:

Soñé que nadaba en una piscina muy lejana;

Fui testigo de cómo un vigilante sin conciencia,

Asesinaba a la gente ahogándola en el agua.

Imagina la angustia y desesperación,

Algo que estará mucho tiempo en la memoria,

De todo aquel que lo vivió,

Que no encontró escapatoria.

Ahí pasé una noche entera;

Creía que estaba sola.

Se acercó a mí una señora,

Una mujer muy tierna.

Sentí ganas de ayudarla,

De sacarla de este infierno.

Ya era de mañana,

Y yo sin ingenio.

Sin pensar las cosas,

La tomé de mi mano.

Buscamos la forma,

Hasta que la encontramos.

Salimos de esas aguas,

Y nos alejamos.

Ella me dio las gracias,

Yo le di un abrazo.

Al despertar de este sueño,

Su significado fue mi inquietud.

Indagando en mi mente me encuentro,

Con lo que no puedo creer aún.

Yo me decía a mí misma:

A partir de ahora ponte muy atenta.

Tú controlas tu vida;

Pero lo que hagas tiene consecuencias.

Toma las decisiones correctas,

Piensa en lo que quieres alcanzar.

Tómatelo con calma y piensa,

Que todo saldrá bien al final.

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Hasta la próxima:
Astrid Ortiz.

Carta: Como Playa en la Madrugada.

el haber confiado tan rápido en ti, el haberte idealizado como buena persona, el dejarte destruirme así, ha sido el error más grande de mi historia. Porque tienes tanto talento para conquistar, ganarte el cariño, simpatía y confianza de la gente; el problema es que no sabes el efecto que causas cuando en otro te conviertes, y actúas indiferente.

Me pregunto intentando ponerme en tu lugar: ¿qué tan grande es tu infelicidad? ¿qué tanto dolor sentirás?, que con alguien lo vas a desquitar. ¿qué te causa el temor que a mí me ocasionas? ¿quién te arrebató la voz que ahora me quitas y controlas? y así cuando quiera usarla, me sienta como playa en la madrugada.

Confieso: he reunido mis fuerzas para vengarme de ti, por hacerme llorar, por mi alma afligir, mas ahora me di cuenta que no eres tú quien me complica la existencia; soy yo porque te ayudo regalándote ese gusto.

No es que quiera mostrarme ante ti como víctima, ni provocar que me tengas más lástima; te estoy abriendo mi corazón sincero, porque aunque intente no puedo fingir sentir lo que no siento.

Aún no encuentro respuesta a mi interrogación: ¿Cómo vives si no tienes corazón?. Me cuesta creer que no vas a cambiar, y lo que te digo nada te ha de importar. Me sacaste sonrisas muchas veces; pero no me basta para creerte. En ti jamás volveré a confiar, porque no me quiero lastimar, no me quiero hacer una ilusión con una simple y genial actuación, no quiero que tus brazos me tengan cobijada, para después sentirme como playa en la madrugada.

Solo yo controlo lo que pienso, lo que digo y lo que siento; tú no puedes hacerlo (dile esas palabras a tu enemigo cuando sientas que tu fuerza se la lleva el viento)

No le des el gusto de verte llorar, porque eso es lo que quiere lograr. No le des el gusto de verte enojado, porque pensará que te tiene dominado. No dejes que te mate su amabilidad, porque descubrirá tu debilidad. no confíes en él ni le entregues el alma, para evitar sentirte como playa en la madrugada.

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Hasta la próxima.