Autora: Astrid Ortiz.
Javier Es una persona de 73 años, y es maestro
de bachilleres. a cada alumno nuevo que entra, le hace aprenderse su nombre
completo, para asegurarse de ser recordado.
Javier se cree buen orador y líder. De hecho, a
todos sus alumnos les repite el mismo discurso todos los días, que es el
siguiente: --“¡SEAN LÍDEREES!”--, para sentirse admirado y ser aplaudido por
los demás, y eso es lo que lo ha hecho famoso dentro del plantel.
Tiene 3 hijos (2 hijas y un hijo (de los cuáles
se cree que una es de diferente mamá y que probablemente él tenga 2 esposas)) y
la salud de Javier no está en las mejores condiciones… se cree que ya consume o
se aplica quimioterapias y por lo mismo, falta cada fin de mes a clases.
Javier conoce a Karen, una alumna de 15 años. Y
no le gustó que sus compañeros le hicieran bullying (no le gustó enterarse del
escándalo con la subdirectora) y fue su protector…. después de todo, algo bueno
tenía que salir de él ¿o no?.
Javier piensa para sí mismo: --“¡Ay Dios mío!;
pobre muchachita; de verdad siento que tengo la enorme responsabilidad de
cuidar de ella. Le daré todo mi apoyo, la escucharé, la entenderé y la alejaré
de todos sus problemas en la medida de mis posibilidades”--.
Karen: --“profe, ¡me siento mal!”—
Javier: --“¿sí muñeca?; ¡cuéntamelo todo!”—
Karen: --“¡MIS COMPAÑEROS ME DICEN DE COSAS!”—
Javier: --“mientras tú sepas que no haces ni
eres lo que dicen, no les hagas caso”--. y le da un beso en la mejilla y se
despide de ella.
Karen piensa para sí misma: --“¡¿SERÁ QUE ME
ESTOY ENAMORANDO?!. No, no será; me estoy enamorando de él”--…
Y te preguntarás:
¿Javier se dio cuenta?...
Sí; por supuesto que así fue.
Y ¿cómo no se iba a dar cuenta el señor? Si la
muchacha le traía lonche, la invitaba a comer, se juntaba con ella en los
recreos y se la llevaba a la hora de salida, y Javier en su falta de ética y
moral, le subió su nota de 5 a 10 exacto.
Pero, al paso del tiempo, resultó que Javier no
es el protector de Karen, sino un simple actor…:
Muchas veces, el maestro solía quedarse con
Karen después de la hora de salida (ya cuando todos se habían ido a sus casas)
y Karen aprovechó el momento para agarrarlo a besos. Pero no contaba con que
Manuel (otro maestro) se hiciera presente y la descubriera en pleno acto.
Como Javier se dio cuenta, le fue tan fácil
poner cara de incomodidad en cuanto Manuel se hiciera presente, cuando hace un
momento su cara expresaba todo lo contrario….
Se esparció la noticia, se enteró la dirección
del plantel y Javier fue demandado por abuso a una menor de 17 años (que en ese
entonces esa era la edad de Karen). Pero, (otro error de la pobrecilla): el
maestro negó todo, la echó de cabeza y
al final de cuentas quien quedó mal fue ella:
Javier declara en el juicio con cara de
preocupación y vergüenza: --“¡No; claro que no!, ¿besarla?; yo jamás le haría
eso a una alumna; ¡yo no sé de dónde sacan tanto…!. Ella lo hizo en contra de
mi voluntad”--
(pero al fin y al cavo Karen ni se dio cuenta
de tal maldad) (para ella seguía siendo su gran amor)… eso sí: aborrecía a
Manuel con toda el alma.
Karen: --“¡NO PUEDE SER!, esa chismosa bola de grasa
se metió en mi camino y en MIS asuntos. ¿Querrá quitarme a mi hombre?. NO;
ANTES MUERTA, QUE PERMITIRLE A ESE ELEFANTE CON PATAS, TOCARLE UN SOLO PELO.
¡ÓIGANLO TODOS: ÉL ES
MÍOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!”--.
Pobrecita señorita; su corazón ciego no la deja
darse cuenta con qué clase de animal enfermo y egocéntrico fue a caer, y por si
fuera poco, al profesor lo que más le gustó fue que la mujer aún lo siguiera
queriendo, ya que así se podría seguir aprovechando de ella más adelante y todo
lo que él quisiera. (si bien los adultos dicen: --“a los hombres: hasta donde
los dejes llegar”—
“esta novela continuará”…
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