Autora: Astrid Ortiz.
Al día siguiente:
Psicóloga habla: --“Ánimo Karen, ya es hora de
ir a comer con tus amigos”.
Karen se levanta con emoción para dirigirse al
comedor.
Mesero: --“mira Karen, te hice unos hot kakes
para que los compartan entre tú y tus amigos. ¡buen provecho, nena!”--.
Karen y sus amigos platican mientras disfrutan
de su desayuno.
Psicóloga le dice a su paciente: --“Karen, hoy
toca un día libre para que tú puedas estar haciendo lo que te guste. Puedes ver
una película, dibujar, dormir un rato… lo que tú quieras, hoy no habrá
lecciones…”--.
Karen en su cuarto:
--“Hmmm, ¿me pondré a dibujar?.
Pues, haber qué se me ocurre.
Se me ocurre dibujar un paisaje, donde por él
están paseando 2 personas que sonríen. 2 amigos que recuerdan los más hermosos
días de su amistad, 2 amigos que no quieren que ese mágico momento se acabe.
No; mejor, se me ocurre dibujar un pianista. Un
pianista que usa su instrumento para generar paz en el mundo, que toca día tras
día, noche tras noche, para así captar la atención de la gente, y se
entretengan viendo y escuchándolo en lugar de pelear y sacar las armas.
No no no; mejor me dibujo a mí cumpliendo mi
sueño de ser psicóloga”--.
Se queda 4 horas dibujando y soñando despierta.
Karen llama a sus amigos para jugar con ellos,
y juntos arman un rompecabezas, salen a saltar la cuerda, nadan en la alberca
del hospital, ven una película y comen un enorme helado.
Hora de la cena.
Todos los pacientes se dirigen al comedor para
ver qué platillo preparó el chef.
--“¡HMMMMMMMMMMMMMM, qué rico, chilaquiles!”—
exclamó Karen. Toma su asiento y disfruta de cada bocado del platillo
Finalmente, llegó la hora de dormir.
Karen vuelve a su habitación, revisa sus dibujos,
suspira y se hecha a dormir.
Pero, las cosas no son lo que parecen….
CONTINUARÁ….
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